Sen to Chihiro no Kamikakushi (literalmente, “El viaje espiritual de Sen y Chihiro”), más conocida en España como “El viaje de Chihiro”, es una película de animación japonesa producida por Studio Ghibli. El guión y la dirección de la película corrieron a cuenta del genio japonés Hayao Miyazaki. “El viaje de Chihiro” recibió el Óscar a la mejor película de animación en 2002.
La película trata sobre Chihiro, una niña que se pierde en un bosque junto a sus padres cuando se dirigían en choche a su nueva casa. Los padres de Chihiro ven un túnel e irresistiblemente entran en él, seguidos por Chihiro, que tiene miedo de quedarse sola. El túnel conduce a un pueblo desierto que está repleto de restaurantes y comida. Los padres de Chihiro empiezan a comer como animales hasta que se convierten en cerdos. Chihiro, asustada, sale corriendo mientras la noche empieza a caer. Mientras vaga sin rumbo por el pueblo, se cruza con Haku, un chico que le dice que la única que puede hacer que sus padres vuelvan a ser humanos es la bruja Yubaba, dueña de un balneario para dioses. Así pues, Chihiro tendrá que trabajar para Yubaba en dicho balneario, donde conoce a Lin, una mujer de la que se hace amiga…Y a partir de ahí pues los sucesos se van desarrollando.
Vale, ya sé que es un resumen un tanto cutre. Y los fans de la película tal vez se estén acordando de mis familiares. Pero estarán de acuerdo conmigo en que la película es demasiado extensa y con demasiados matices como para que nadie la resuma satisfactoriamente. Para poder apreciar la grandeza de esta película no basta con leer un resumen, hay que verla una y otra vez.
Para mí, El viaje de Chihiro es la mejor película animada que haya hecho jamás Studio Ghibli. Los vestuarios, los escenarios, los personajes y demás criaturas mágicas…Todo es genial aquí. La fantasía de la que esta película hace gala es impresionante. En serio, no se puede explicar con palabras. Y por si fuera poco, la película está hecha íntegramente por animación clásica. Dibujando fotograma a fotograma, 24 fotogramas por cada segundo, 60 segundos por cada minuto, y 60 minutos por cada hora. Y si tenemos en cuenta que la película dura dos horas justas, obtenemos un total de 172.800 dibujos diferentes, hechos todos a mano. Eso merece que le tengamos un respeto.
Francamente, me hubiera dado igual ver la película sin audio. Y es que no hace falta audio para poder admirar la belleza y la clase que tienen esta película. No tiene ningún fallo, nada que reprocharle ni al señor Miyazaki ni al Studio Ghibli.
Y como no tiene ningún fallo, yo me voy ya. Espero que los que no la hayan visto nunca se animen a verla. Y los que ya la hayan visto pues que la vean otra vez, porque merece la pena.
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